Tomado del Blog del Comercio
Autora: María Luisa del Río Labarthe
...Cuando se trata de nutrición infantil, ponemos harta atención al tema del calcio. Las madres damos de lactar a nuestros hijos todo el tiempo que podemos -al menos yo le di teta a la mía hasta los 2- y luego del destete buscamos la manera de reemplazar el calcio. Y es aquí donde me atrevo a tocar un tema conflictivo que, probablemente, va a generar muchos comentarios en contra y hasta rabietas, pero bueno, no escribo para que me aplaudan sino para decir la verdad, desde mi experiencia y lo que investigo como periodista y como madre. Entonces, valiéndome de la revolucionaria teoría del reconocido médico peruano Sacha Barrio en su libro "La gran revolución de las grasas", voy a meterme con un alimento que para mucha gente es sagrado: la leche de vaca y las fórmulas que se venden en la farmacia. Dice Sacha Barrio, quien trabaja en el Perú luego de haber terminado un postgrado en medicina herbolaria en la Universidad de Medicina Tradicional China de Nanjing, que de todas las fuentes de calcio que ofrece la naturaleza, estas dos están muy lejos de ser la mejor opción a considerar.
Uno de los varios problemas que presenta la leche de vaca comienza con la práctica universal de la pasteurización. Louis Pasteur fue un padre de la ciencia y salvó miles de vidas cuando nos presentó la realidad de las bacterias como microorganismos invisibles. Sin embargo -dice el Doctor Barrio- la pasteurización de la leche no es una solución científica porque con ella se destruyen sus enzimas y vitaminas naturales, además de alterar sus proteínas. Sin embargo no pasteurizarla haría imposible envasarla y conservarla en cajas de cartón o en latas.La leche de vaca tiene cuatro veces mayor cantidad de proteínas que la leche humana y solo la mitad de carbohidratos.
Para digerirla, se necesitan sus enzimas naturales, pero la pasteurización elimina dichas enzimas, el exceso de proteína láctea no digerida se acumula y fermenta en nuestro aparato digestivo, obstruyendo los intestinos con una especie de fango pegajoso que se llama caseína y, por acumulación, parte de estos residuos pasan a la sangre. Conforme esta flema va aumentando por el consumo diario de leche, el cuerpo se defiende empujándola hacia afuera a través de la piel (acné y manchas) y los pulmones (catarros y mucosidades), mientras que el resto se descompone en el interior, formando también mucosidades y dando lugar a infecciones, reacciones alérgicas y rigidez en las articulaciones por depósito de calcio.
Muchos casos de asma crónica, alergias, sinusitis, infecciones al oído y acné han sido y pueden ser curados con tan solo eliminar los productos lácteos de la dieta, ya sean pasteurizados o no.
El calcio
Otro problema de la leche es la proporción entre fósforo y calcio. La leche de vaca contiene 97 mg de fósforo por cada 100g, comparada con tan solo 18mg/100g en la leche materna. Y resulta que los niveles altos de fósforo inhiben la absorción del calcio. El doctor Frank Oski, jefe del departamento de pediatría del centro médico de la Universidad Estatal de Nueva York, nos dice que solo las comidas con una proporción de calcio / fósforo igual o superior que 2 a 1 pueden ser utilizadas como fuentes primarias de calcio.
La leche de vaca tiene una proporción de 1,27 a 1. Por lo tanto, se concluye que la leche de vaca no es fuente primaria de calcio, porque la cantidad de fósforo que contiene inhibe su absroción, a diferencia de la leche humana que tiene una proporción de 2,35 a 1. Pero como tampoco podemos dar leche materna a nuestros hijos eternamente, y ya que nos sobran argumentos contra la leche de vaca, comparemos el contenido de calcio de la leche con el de otros alimentos en el siguiente cuadro.
100 GRAMOS / CONTENIDO DE CALCIO
Leche / 118 mg
Brócoli / 130 mg
Perejil / 203 mg
Kiwicha / 222 mg
Higos secos / 230 mg
Almendras / 254 mg
Sardinas / 400 mg
Ajonjolí / 1160 mg
Ya sé que quitarle la leche a los niños pequeños suena tremendo, sobre todo para ellos, que tienen en la leche a su alimento preferido a la hora de levantarse y de dormir y hasta cuando están enfermos, pero una vez que nos armamos de valor y aprendemos a reemplazar el supuesto calcio de la leche de vaca por otras fuentes mucho más ricas de calcio, la salud de nuestros hijos puede mejorar notablemente. Lo digo por experiencia. Ustedes me dirán si se atreven.